viernes, 28 de octubre de 2022

El Último Bastión Español

 

Para concluir el episodio de la Independencia de México, y ante la cercanía del 13 de noviembre, la imaginación viaja a esa gloriosa fecha, en el año de 1825. 
Aunque oficialmente celebramos la proclamación de la independencia nacional el 27 de septiembre de 1821, los realistas no se fueron del todo, ya que se atrincheraron en Veracruz, en la fortaleza de San Juan de Ulúa. 
Desde ahí bombardearon la ciudad de Veracruz y esperaban que Fernando VII enviara la armada española para recuperar el virreynato.
 En 1824 don José Joaquín Herrera, ministro de Guerra y Marina,  ante el Primer Congreso de México advirtió sobre el riesgo que representaba la permanencia del ejército español en la fortaleza. 
La incipiente nación no contaba con navíos para hacer frente a los españoles, por eso hasta 1825 el presidente Guadalupe Victoria designó al General Miguel Barragán como Comandante General de Veracruz, adquirieron una flotilla de barcos ingleses y nombraron a Pedro Sainz de Baranda y Borreyro Comandante del Departamento de Marina de Veracruz, para iniciar el  bloqueo de San de Juan de Ulúa.

El 23 de noviembre de 1825, los españoles se rindieron dando fin a la colonia española. 




La Armada de México reconoce en el capitán de Baranda 
al fundador del arma naval de nuestro país.






San Juan de Ulúa
La fortaleza de San Juan de Ulúa se construyó en 1535 para defensa del puerto ante los ataques de piratas, principalmente ingleses, como los famosos y temibles John Hawkins, Francis Drake y el holandés Lorencillo.
Muchos años después fue utilizada como cárcel y forjó su historia negra. Es considerada una de las cárceles más siniestras de México. 
En las celdas de techo cóncavo y de 160 metros cuadrados, –donde se llegaba a alcanzar temperaturas de hasta 60 grados centígrados¬– podían hacinarse 200 presos. La malaria, la disentería y el maltrato de los celadores enloquecían a muchos prisioneros y mataban a la mayoría.







Muchos héroes y personajes que forjaron nuestra historia fueron encarcelados en sus calabozos, los mas conocidos son: El ex virrey José Iturrigaray, fray Servando Teresa de Mier, fray Melchor de Talamantes, José Mariano Abasolo, Carlos María de Bustamante,  José María Quintana, Lorenzo de Zavala, Francisco Javier Clavijero.
El libertador de la fortaleza el general Miguel Barragán, también padeció como reo. 
Prisioneros fueron también Antonio López de Santa Anna, Maximiliano de Habsburgo, Don Benito Juárez. 
Félix Díaz, Juan Rodríguez Clara, José  Neyra Gómez
Por San Juan de Ulúa entraron a México Maximiliano y Carlota y de aquí partieron al exilio Agustín de Iturbide y Porfirio Díaz.

Los novelistas:


Federico Gamboa visitó  la prisión de Ulúa y escribió “ la Llaga”, en la que describe vívidamente la terrible vida de los reos.

Los mitos:  
Como es habitual en estos lugares tenebrosos, surgieron mitos y leyendas. 
La Mulata de córdoba y Chucho el Roto perduran en el imaginario popular. 
Existe evidencia de la azarosa vida de Jesús Arriaga, el famoso bandido conocido como Chucho “el Roto”.  Cuando visites la actual hermosa fortaleza conocerás la pequeña bartolina donde estuvo recluido.

La radionovela:




El cine:










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domingo, 23 de octubre de 2022

Dia del Médico

¿Por qué y por quién se festeja a los médicos el 23 de octubre?

En En el año de 1937, durante la Convención de Sindicatos Médicos Confederados de la República, quedó establecido cada 23 de octubre como Día del Médico, en homenaje al doctor Valentín Gómez Farías y a todos los médicos.


Se conmemora la fundación del Establecimiento de Ciencias Médicas y el nacimiento de la medicina moderna.
El 23 de octubre de 1833, siendo presidente de la república don Valentín Gómez Farías, por medio de un decreto desapareció la retrógrada y obsoleta Real y Pontificia Universidad, y en su lugar se formaron seis establecimientos de estudios superiores, entre éstos el de Ciencias Médicas, que se estableció  en el Hospital de Betlemitas
El primer director del Establecimiento de Ciencias Médicas fue el doctor Casimiro Liceaga.




Hospital de Betlemitas
(hoy Museo Interactivo de Finanzas)

En breve, el Establecimiento de Ciencias Médicas cambió su denominación: en 1834 se transformó en Colegio de Medicina; en 1842 en Escuela de Medicina y el 18 de agosto de 1843 se denominó Escuela Nacional de Medicina, conservando este nombre hasta mediados del siglo XX cuando se transformó en Facultad de Medicina. Y así como la institución educativa fue cambiando de nombres, también fue modificando sus sedes hasta alcanzar la definitiva en 1854, el antiguo edificio de la Inquisición y posteriomente en la UNAM.


Escuela Nacional de Medicina
(Hoy Museo de Medicina de México)







Capsulitas de interés: 
El 20 de septiembre de 1551 el emperador de Alemania Carlos V (Carlos I de España) expidió una orden real para crear la Real y Pontificia Universidad de México .

El primer diploma médico de México fue otorgado el 10 de agosto de 1553, a Juan Blanco de Alcázar, pero fue expedido por la Universidad de Lérida en España.


 

Matilde Montoya Lafragua

Impúdica y peligrosa mujer pretende convertirse en médico.
Así gritaban los titulares de algunos diarios, cuando Matilde Montoya Lafragua, solicitó por segunda ocasión su entrada a la Escuela  Superior de Medicina. 
A pesar de presentar resultados sobresalientes, el reglamento no aceptaba la entrada de mujeres en la universidad. Sólo con la intervención de  dn. Porfirio Díaz, presidente de la república, que publicó un decreto permitiendo a las mujeres iniciar su educación profesional. 
El 25 de agosto de 1887, ante el general Porfirio Díaz, el director de la Escuela de Medicina, los profesores, y periodistas, la primera mujer en México recibió el título de Médico Cirujano.




Los libros:







El cine:






La narración:

Aunque soy médico jubilada, dedico esta narración a los médicos que heroicamente atendieron la pandemia de Covid 19.
En recuerdo con mucho amor a todos mis compañeros del hospital, con los que pasé una parte importante de mi vida 
Lo que relato es real, me lo platicó una de las protagonistas.

Cicatrices imborrables. 

–Una epidemia más. Ya hemos pasado cólera, dengue, influenza y siempre exageran la nota los periodistas y las autoridades. Seguramente para el verano acabe este bicho raro –así platicábamos en el hospital cuando llegaron las primeras noticias de que un virus desconocido, procedente de China, viajaba por avión a todo el mundo. 
Pero no se acabó. Un día llegó a mi hospital. 
De repente las 180 camas disponibles se transformaron para recibir a pacientes con dificultad para respirar.  El director del hospital, con su habitual servidumbre hacia los jefes que resuelven desde un escritorio, indicó: no se preocupen, llegarán respiradores suficientes para salvar esta emergencia. 
En pocas semanas mi vida se trastornó. Todos los días salían artículos médicos con imprecisas indicaciones sobre las causas del mal y su tratamiento. No disponíamos ni de la tecnología, ni de los sofisticados medicamentos.
 Intubar a un paciente era prácticamente desahuciarlo; no intubarlo también. 
El ánimo del hospital estaba decaído, a pesar de los esfuerzos, muchas personas morían. Los protocolos de manejo exigían que el personal médico tuviera equipo adecuado para evitar ser contagiados, pero el equipo no llegaba. Aun con los esfuerzos de mucha gente externa por ayudar, no teníamos lo necesario para la propia protección. Los protocolos también relevaban al médico de ejercer medidas heroicas de reanimación, por la alta posibilidad de contagio. Establecimos un “protocolo de no reanimación”. Teníamos miedo, si mucho miedo. Sabíamos que había personas con mayor riesgo, y se fueron a sus casas, pocos decidieron correr el riesgo. Así que los más jóvenes y sanos nos quedamos. Con miedo y el ánimo abatido por los pacientes que morían irremediablemente. 
Y aunque era imposible pensar en mayor tragedia sucedió.
Un dia después de casi treinta años de servicio el doctor García se jubiló. Tan solo tres días disfrutó la libertad, regresó a urgencias: el virus lo había infectado. Lo conectamos al respirador artificial. Aunque atendíamos a todos los enfermos, él era un médico, él estaba en peligro porque cuidó enfermos de Covid. Él era de la familia. 
Después de los agotadores turnos, nos turnábamos para cuidarlo, cuatro, cinco, ocho días, al fin lo extubamos. Feliz en la nota médica escribí “pre alta”. Mañana se iría. Llegó “mañana”, mientras pasaba la visita me avisaron –doctora venga a piso, el doctor García se siente mal. –Dile a la doctora Lucy que vaya a la cama 222– pedí a mi asistente. Llegamos juntas, el doctor nos miraba angustiado, intentado llevar aire a los pulmones. Lucy y yo no tuvimos que hablar, olvidamos el protocolo de “no reanimación”, sin el equipo adecuado hicimos lo posible. No fue suficiente.
Dos días después de que mi querido amigo murió, ingreso a urgencias su asistente médica. También murió. Se abrió la caja de Pandora en el hospital, médicos, asistentes, enfermeras, nutricionistas, camilleros, y muchos otros amigos sucumbieron ante el deber. 
Compañeros con los que había bromeado, con los que alguna vez discutí, que me apoyaron, inclusive que no me apoyaron, como pasa en todas las familias. Amigos que eran mi familia escogida, con los que conviví mas tiempo que con mis hermanos. El virus no tenia palabra, muchos jóvenes, sanos, murieron. 
Muchas veces sentí coraje ante esas personas que no creían, que paseaban irresponsablemente, y que llegaron al hospital, que atendíamos profesionalmente porque somos médicos. Porque somos enfermeras, porque trabajamos en un hospital. 

A mi, al igual que todos los que nos quedamos a atender la emergencia, el miedo se me metió bajo la piel, tuve miedo a morir, miedo a llegar a trabajar y encontrar otro amigo encamado. Miedo a contagiar a mis seres queridos. Ya no fue suficiente desinfectarme y dejar la ropa contaminada fuera de casa. Me fui a vivir al hotel, otros compañeros a cuartitos rentados y dejamos de ver a los que amábamos. 
Sobreviví a la pandemia de coronavirus, pero perdí a muchos amigos muy queridos, muchos héroes que dieron su vida para salvar la de otros. 
Tienen un sepulcro de amor en el corazón de todos.

Marissa Hess
  23 de octubre 2022




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lunes, 17 de octubre de 2022

Las sufragistas

El 17 de octubre de 1953 se estableció el derecho al voto de la mujer en México.


¿Cuándo comenzaron las mujeres a reclamar sus derechos políticos?

Inicia con la Revolución Francesas. 
Olympe de Gouges, reclamó para las mujeres los mismos derechos políticos que los hombres. Contrariamente a los principios de libertad, igualdad y fraternidad, el congreso revolucionario la condenó a muerte por subersiva.



"Olympe de Gouges,  quería ser estadista y parece que la ley castigó a esta conspiradora por haber olvidado las virtudes propias de su sexo"   La Feuille du Salut Public, diario oficial de los revolucionarios,




En Estados Unidos, en 1848, Lucretia Mott y Elizabeth Cady Staton encabezaron la lucha abolicionista y el movimiento sufragista con el ‘Manifiesto de Seneca Falls’. Fueron las primeras manifestaciones, que rápidamente se extendieron al resto del mundo, aunque la lucha de las sufragistas americanas fue muy larga.

Los primeros país en conceder el derecho de voto a las mujeres fueron:
Nueva Zelanda en 1893
Australia en 1902
Finlandia en  1906
Noruega  en 1913 
Dinamarca  en 1915 
La Unión Soviética  en1917
Reino Unido en 1918 
Zimbabwe y Kenia  en1919
Estados Unidos  en 1920 para las mujeres de raza blanca, en1967 para las mujeres de raza negra 
Uruguay  en1927. 

Las sufragista mexicanas:
Hermila Galindo nació en 1886. En 1909 descubrió su vocación liberal. En la ciudad de México, el presidente Carranza la invitó a colaborar con él, como secretaria particular. Cuando se estableció el gobierno en Veracruz, incursionó en el periodismo.. En su primer artículo, titulado   “La mujer como colaboradora en la vida pública”, afirmaba que la mujer debe aspirar a una vida mejor al contar con las mismas cualidades que el hombre, como la inteligencia, la voluntad, el raciocinio, la memoria y el sentimiento.  
Fundó y dirigió el semanario “Mujer Moderna” en el que  solicitaba el derecho al voto de la mujer. En 1916 participó como oradora en el  Primer Congreso Feminista celebrado en Yucatán.
Aunque había escrito con frecuencia al Congreso Costituyente, solicitando se diera el voto a la mujer, sus aportaciones fueron rechazadas.  Sin embargo, en un abierto desafío, en 1917 se presentó como candidata a diputada federal por el V Distrito Electoral de la ciudad de México; obviamente no ganó la elección, pero sentó un precedente, 
Se convirtió en la máxima exponente del feminismo en México entre 1915 y 1919.
Recibió la condecoración al Mérito Revolucionario, y fue considerada veterana de la Revolución.
Incansable luchadora por los derechos políticos de las mujeres, murió un año antes de llegar a ejercer el sufragio en unas elecciones federales.

Como merecido homenaje, su imagen se encuentra junto a la del Carmen Serdán y Venustiano Carranza en un billete,



 "Es de estricta justicia que la mujer tenga el voto en las elecciones de las autoridades, porque si ella tiene obligaciones con el grupo social, razonable es, que no carezca de derechos. Las leyes se aplican por igual a hombres y mujeres: la mujer paga contribuciones, la mujer, especialmente la independiente, ayuda a los gastos de la comunidad, obedece las disposiciones gubernativas y, por si acaso delinque, sufre las mismas penas que el hombre culpado. Así pues, para las obligaciones, la ley la considera igual que al hombre, solamente al tratarse de prerrogativas, la desconoce y no le concede ninguna de las que goza el varón".  
Hermila Galindo

Los antecedentes:
En1923, el estado de Yucatán tuvo las primeras diputada electas en el congreso local: Elvia Carrillo Puerto, hermana del gobernador. Raquel Dzib y Beatríz Peniche de Ponce. Cuando asesinaron a Felipe Carrillo Puerto, el congreso  les pidió la renuncia.  


 Elvira Carrillo Puerto





Mas sufragistas
Adeliza Zendejas



 Gracias a esas mujeres actualmente tenemos personalidad para votar y ser votadas.

El 17 de octubre de 1953, el Presidente Ruiz Cortines promulgó  y publicó en el Diario Oficial un decreto para que las mexicanas gozaran de la ciudadanía plena.. Pero  fue sólo hasta las elecciones de 1955, pudieron votar por primera vez en una elección federal. 





Así,  ya hubo una primera gobernadora





Actualidad: 

La  LXIVLegislatura cuenta con:
Cámara de Senadores, las mujeres representan 50.8 por ciento del total de senadores (128). 
Cámara de Diputados la representación femenina corresponde a 48.2 por ciento de los quinientos diputados.
Sólo 15 mujeres han gobernado un estado.
México sólo ha tenido seis candidatas a la presidencia del país, la primera de ellas, Rosario Ibarra de Piedra.

Quizá en un futuro no lejano México amanezca con una mujer,  Presidente de la República.


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sábado, 15 de octubre de 2022

La Vergüenza

 


Lo que sucedió antes...

En la década de los 50’ comenzó a manifestarse en el pais el hartazgo de un gobierno abusivo y represor, que hizo crisis en los tristes y humillantes acontecimientos de octubre del 1968




CRÓNICA DEL 68

La crisis.

El 22 de julio de 1968 hubo un pleito entre la preparatoria Isaac Ochoterena y la vocacional 5 del IPN. 

Ante el aumento de la violencia, estudiantil y la cercanía de las olimpiadas, el gobierno federal intenta terminar con las manifestaciones. con la inexplicable intervención del ejército. Nadie podía creerlo, los tanques de guerra irrumpieron en  la UNAM.



El Ejército mexicano destruyó, de un bazucazo, la puerta colonial barroca de la Preparatoria 1 de San Ildefonso, labrada en el siglo XVIII y que había sobrevivido a las guerras de lndependencia, Reforma y Revolución, 

Los medios masivos de comunicación son controlados desde la secretaria de gobernación y poco hablan de la realidad. 

Son detenidos y encarcelados muchos estudiantes,; algunos nunca volvieron a verlos

Los estudiantes y maestros, inclusive el ing. Javier Barrios Serra, rector de la UNAM inician protestas  contra la violación de la autonomía de la UNAM, el abuso policiaco, pidiendo la liberación de los presos políticos.





El 2 de octubre








Encarcelan a los líderes del Consejo Nacional de Huelga.

A las 17:30 inicia el mitin, hay unas 10 mil personas. Dos helicópteros sobrevuelan la plaza, antes de que terminara su discurso el segundo orador, uno de los helicópteros lanza una luz de bengala verde y una roja.



El cine:















Y la narrativa:
La siguiente narración es de mi autoría 
.Un homenajes a las víctimas del movimiento estudiantil del '68


CRY BABY

       Alejandra Amada Cornelia Shroeder Landa-Catalán es la hija mayor, la mas alegre y la más bonita. Alejandra le puso su madre, que canta el vals en todas las fiestas y honra así la romántica historia de los protagonistas; Amada y Cornelia le vinieron con los genes: por la abuela chiapaneca que adoró y por la bisabuela alemana que no conoció. Tan parecida a su papá en lo físico, tan igualita a su mamá en el genio y lo impulsiva. Como Minela, se crece al castigo; las dos son de esas que puedes convencer con adulaciones, pero ¡ay de ti si las retas!, se mueren en la raya. 
     Es una cría bien berrinchuda. En el rancho comprobamos con sus rabietas que si existe la pubertad, eso que les da cuando ni son niños, ni son gente. 
     -No te amuines mujer, se cura con los años –dice Manuel Schroeder a Minela
     No fue así. Los pleitos de Minela y Amada hacen temblar la casa. Pelean porque come, porque no come, por la forma vulgar de hablar, por todo. 
     -La vida te está pasando la factura, Minela, Tú le hacías los mismos tangos a nuestra pobre madre. -le digo a mi hermana disfrutándolo malignamente. 
      Sólo la música las une, porque también le sacó la hermosa voz de soprano y en las tertulias yo las acompaño en el piano, Juan el varón con la guitarra y Hermila, la xocoyota, con la jarana. Manuel aplaude, dice que él sólo sirve pa público. 
     Copia al carbón de la adolescencia materna, a Amada la andan expulsando de la escuela. Manuel tuvo que mandar queso además de leche a las monjitas para que no la corran, aunque la mugrosa chamaca hizo todo lo posible, la necesidad de las monjas pudo más y se hicieron de la vista gorda con la disciplina. Terminó la secundaria con muy buenas calificaciones, pero el promedio general cayó porque cada mes sacó seis en conducta.  
    Una mañana dijo en el desayuno. -voy a hacer la prepa, quiero ser ingeniero como tú, papito.
Aquí no hay preparatoria, es un pueblo medio olvidado de Dios, pero muy bonito, no le quedó a Minela otro remedio que ponerse a bordar sábanas y toallas que dicen Amada y meter algo de ropa en las maletas. En la ciudad, en un gran almacén, comprarán el ajuar adecuado para una señorita de buena familia. La inscribió en el Instituto San Miguel Arcángel, donde quedará internada bajo la vigilancia estricta de la hermanas de la “Sagrada Encarnación”. Amada está extrañamente dócil con su madre. Acepta de buen grado todo.
     Minela volvió al rancho, fueron días en que hubo un poco de calma en la casa, pero no duró mucho. Como a los seis meses, una tarde sonó el teléfono. 
     Manuel Schoreder se puso colorado, luego blanco, luego gris. 
     Sólo dijo: -gracias licenciado, salgo esta misma noche. 
     Sin voltear me ordenó -dile a Rufino que saque el coche. 
     Ni pregunté que pasaba pa’ evitar un contestón, pero mi angustia pudo mas y entré a la recámara en cuanto se fue. 
     -Detuvieron a Amada en una marcha de revoltosos de la universidad. Está en los separos, algo así como una cárcel para aplacar a los alebrestados. Va Manuel a buscarla -me dijo Minela. 
     La tristeza y la decepción le hicieron unas arruguitas en su terso cutis.
      -¡Jesús! -sólo atiné a decir.
     Como a las tres de la mañana me despertó el portazo de la sala y los gritos de Amada y Minela. Apenas reconocí a la niña bonita que seis meses atrás llevaron a la ciudad para estudiar. Ahora se mira… rara. Parece una gitana de esas que te leen en la mano cuantos hijos vas a tener y si vas a vivir muchos años. El pelo largo sin peinar le cubre la mitad de la cara y lleva amarrada en la frente, una cinta como de indio apache, nomás le falta la pluma; de las orejas le cuelgan unas espantosas arracadas grandototas, trae un morral de cuero cruzado como cananas ¡y el colmo! huaraches de cuero crudo apestosos y que rechinan cuando camina. Entró hecha un basilisco a su recámara seguida por su madre.
     Por los gritos que pegaron pude atar lo que pasó.
     -Mira que facha traes, pareces una jipi mugrosa. ¿A esto fuiste, a destramparte? Te mandamos a estudiar, a una escuela decente ¿Dónde sacaste esa bola de pránganas con los que te juntas?
     -Si parezco jipi, pero es mejor que niña pipirisnais que sólo busca un marido que la mantenga. Me tenias en una burbuja, entre gente hipócrita y cosas peores, como los políticos que ahora recibes en la casa. Nosotros estamos en la lucha, como el Ché Guevara, y el comandante Fidel Castro, todos los que han entregado su vida por la igualdad y la libertad. Me da vergüenza que mi papá sea un riquillo protegido por el sistema represor.
     -Y gracias a eso te pudo sacar. Si eres tan recta para que le hablaste. ¿Por qué no aguantabas el hedor a miados de la cárcel? Comunista de buró.
     Amada endureció la voz. -Yo no hablé, me obligaron a darles mis datos y no faltó un lambiscón ofrecido que oyera mis apellidos. Amanda ya no grita, mira con desprecio a su madre y prosigue: -Los adultos dan asco. Están viendo que no hay libertad, que nos callan y nos encarcelan si protestamos. ¿Y que hacen?, sólo decirnos cállate hijito, que no ves que perdemos nuestro bienestar. 
     -Los estudiantes unidos vamos a derrocar a este gobierno de mierda. -¿Que eres tú?, sólo la esposa de un riquillo comodino que no quiere cambiar nada. 
     -Y tú eres la hija de ese riquillo. Pero quieres cambios. Verás como cambian las cosas. A partir de mañana empiezas a ser proletaria. Si quiere comer ayudas a Lupe en la cocina. Vas a aprender ser mujer.
     -¿En la cocina? 
      -¿Me quieres poner a echar tortillas? 
     -¿Así me quieres someter? 
     -Prefiero morir de hambre. 
     -Pues te morirás. -Minela salió temblando de rabia. 
     Desde el pasillo las observé. Pensé que el tiempo había retrocedido. Los días que siguieron eran iguales que cuando Minela tenía quince años, ella castigada en el cuarto y yo llevándole comida a escondidas. 
     Un mal presentimiento me removió.
     Amada pasa los días encerrada en el cuarto escuchando discos de unos tamborazos horribles, música en inglés que no se entendía nada. Manuel entra por la mañana y por la noche; sigue siendo su niña, su impulsiva chiquilla que lo llena de orgullo. Es tan parecida a Minela, con ese volcán interior que las hace recorrer ásperos caminos hasta llegar a su meta. Su hija no es una jovencita tradicional, para desesperación de su esposa. Manuel no es un papá tradicional que castiga o golpea, está convencido que con su hija sólo vale el razonamiento. En el fondo está de acuerdo, cree que las cosas deben cambiar, pero tiene miedo que la situación se salga de control.
     Amada adora a su papá, y él es sedante para ella, es la única persona en el mundo que puede acallar esa furia rabiosa.
     Le habla de la necesidad de ser coherente, de cumplir las leyes y el papel que a cada uno le toca en la sociedad. Existen formas no violentas de cambio.
     Amada rebate: -la sociedad tiene que cambiar, no hay libertad, hay mucha pobreza, papito, hasta el rector de la UNAM nos apoya. Nosotros marchamos tranquilamente, cada vez somos más. Los granaderos llegaron con sus macanas a disolver las manifestaciones. Yo los vi arrastrar a mis amigos, y golpearlos sin piedad. Son unos asesinos, papá. Manuel le limpia las mejillas arrasadas de lágrimas, la abraza y la consuela.
     Hoy Manuel regresó al rancho mas temprano. Lleva los periódicos del día, que señalan que el conflicto de los estudiantes se vuelve violento, han quemado autobuses. Los granaderos y los tanques ocupan la universidad. Amada se convencerá de lo peligroso e irreflexivo de esa guerra.
     En la recámara se escuchaban unos berridos, dizque música americana. Manuel abrió la puerta sin tocar. Se quedó parado en la entrada, los periódicos se le cayeron. De la recámara salió un fuerte olor a petate quemado, luego supe que así huele la mariguana.
     -Que decepción Amada- salió cerrando la puerta.
     Mi pobre niña. Podía aguantar cualquier cosa, menos decepcionar a su padre. Recogió los periódicos y los leyó letra por letra, palabra por palabra, oración por oración. Los leyó mil veces, con el corazón en vorágine por su padre y por los acontecimientos que adivinó entre las líneas oficialistas.
     Minela irrumpió furiosa en la recámara -Es lo único que faltaba jipi drogadicta.
     Si yo le hubiera dicho a mi mamá la mitad de lo que dijo Amada me hubiera volteado la cara de un bofetón.
     Pero no la abofetearon. A Amada le salió mas caro. 
    En la madrugada sacó el coche y se fue.
     -Déjala ya volverá -dijo Minela.
 El teléfono está sonando con esa insistencia de las mala noticias. Son las once de la noche del 2 de octubre de 1968. Manuel contesta, Minela a su lado se pone blanca de muerte al ver como su cara se llena de sombras mientras escucha al otro lado de la línea.
     Nuevamente la premonición, el mal presentimiento me sobrecogió. Desperté a Rufino, para que sacara el coche. Minela y Manuel se fueron a la capital. No pregunté nada. 
Esperan al licenciado Sentíez en una oscura oficina. El hombre nervioso habla apresuradamente. -Ingeniero, gracias a Dios que llegó usted rápido, están por llevárselos. Fue horrible, ingeniero, esa gente está loca. Los muchachos entonaban canciones cuando una luz iluminó el cielo y comenzó el infierno. Era una locura, salían disparos de todos lados, no había donde refugiarse. No tienen perdón de Dios, Yo he visto y he hecho cosas malas, pero ésto, ésto… El licenciado preocupado y demacrado no los miraba directamente.  Continuó diciendo: -Tenemos que hacerlo de prisa. Llegó la orden de desaparecer los cuerpos. Yo reconocí a su hijita, se le parece tanto. Es mejor que venga usted solo. 
     -También voy -dijo Minela.
      Pasan un pasillo oscuro y estrecho y llegan a una sala muy grande. El olor a carroña ofende. Hay cadáveres en las mesas de disección, en cajas de madera corriente y hasta en el suelo. Saltando sobre los cadáveres de jóvenes a los que sus padres no volverán a ver nunca, que no tendrán una tumba para llorarles, se acercan a una de las mesas de azulejos blancos. Ahí está. Su falda de gitana cuelga hasta el suelo, los olanes de la blusa están manchados de sangre, le falta un arete, y no trae las chanclas. Su hermosa tez morena luce pálida, tan parecida muerta a su madre, como se parecía llena de vida a Manuel Schroeder.
     -Es ella -dijo Minela.
     La enterramos en el panteón familiar, junto a su abuela Amada; las dos personas que mas amó Manuel descansan juntas.
     Minela no ha salido a los rezos que le hacemos en el rancho. Encerrada en la recámara de Amada, indiferente al dolor de Manuel y de sus otros hijos se sienta en el tocador, mira fotografías que nunca miró: Amada con amigos que jamás conoció, Siempre sonriendo, parecía feliz. ¿Con qué soñaba Amada? No la conocía, no sabia nada de ella. Repasa la portada de los discos: Jimi Hendrix, The Doors, nombres que tampoco le hablan de la hija que ella quiere conocer. En el tocadiscos portátil quedó un disco de Janis Joplin.
     Minela escucha el disco una y otra vez sentada inmóvil, mirando fijamente el plato negro dar vueltas y vueltas. La voz canta lastimera Cry baby.  La escucha acariciando la fotografía de Amada, parecida a la que aparece en la portada del disco. 
     Ahí se queda hasta que se retiran todas las personas que acuden a los rezos. Manuel los atiende y agradece su compañía, que le evita pensar en el momento en que dijo: 
     “que decepción Amada”.  
     La tristeza se instaló en los corredores del rancho, sale volando al abrir los cajones de la cocina, en el aroma de las flores de muerto, se la lleva el viento hasta el pueblo.
     Pero cuando en la mirada transparente de Manuel adivino el eco del reproche “que decepción Amada”, cuando Minela pone nuevamente el disco, se me vacía el alma y dejo que la desolación la inunde. Esa canción de berridos en inglés es lo mas cercano a Amada.
      12 de octubre de 1968, es el último rosario del velorio. El presidente de la república inaugura los juegos olímpicos y acalla con aplausos los gritos de jóvenes que no encontraron refugio de la balacera.
 Minela pone el tocadiscos  y canta con Janis Joplin.  
Cry baby, cry baby, cry baby,
Honey, welcome back home
La rezandera suspende el rosario, todos enmudecemos. 
But you know, honey I’ll always,
I’ll always be around if you ever want me
Come on and cry, cry baby, cry baby, cry baby,


Las voces de Minela y Janis Joplin entran filosas, cortando las fibras que mas duelen. El vacío, la soledad y la desesperanza nos abrazan. 
Who’ll take all your pain,

Con el pelo suelto sobre la espalda, Minela sale cantando. Parece un espectro o un ángel. 
and if you need me, you know
that I’ll always be around
if you ever want me
Manuel camina a su lado. Se dirigen a la tumba de Amada.
I know you got more tears to share, babe,
So come on, come on, come on, come on, come on,
And cry, cry baby, cry baby, cry baby.

 Juan, Hermila y yo los seguimos
And if you ever feel a little lonely, dear,

El pueblo entero camina y llora con nosotros. El dia se torna noche y el cielo llora a cántaros, las lágrimas se confunden con la lluvia.
And cry, cry baby, cry baby, cry baby
     En el gran estadio miles de ojos miran las palomas volar. Durante unos segundos el aleteo, los aplausos, los discursos, todo enmudece, y en las nubes resuena el canto de Minela y Amada.
I want you to come on, come on to your mama now.

Marissa Hess. Octubre 2010.



La fotografía:

      







Y llegó el 12 de octubre:




















Los criminales se justifican:












El 2 de Octubre No Se Olvida




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El Último Bastión Español

  Para concluir el episodio de la Independencia de México, y ante la cercanía del 13 de noviembre, la imaginación viaja a esa gloriosa fecha...